Fromm nos hace ver que la sociedad actual lo verdaderamente importante es aquello que poseo. Lo que importa es lo que tengo, el lucro y el poder. Todo gira en torno a estos tres pilares. Y al decir todo, se hace referencia al YO. Soy lo que poseo. Por lo que las personas tienen como objetivo primordial adquirir propiedades, conservarlas y aumentarlas, de ello que aquellas personas que lo consiguen a gran escala son admiradas y consideradas como “superiores”.
A ver… Lo importante es tener un número infinito de objetos y hasta de sentimientos. La idea es poseer lo que sea. Pueden ser objetos, personas, actos, hábitos, sentimientos… Por ejemplo, en el tema de la salud y la enfermedad, decimos “tengo un resfriado” y no “estoy resfriado”, decimos “mi médico” o “mi operación”.
Hacemos aquí un pequeño parón para detenernos a analizar un anuncio de Viceroy que intenta vendernos la moto de "nos realizamos como personas independientemente de lo que tengamos" pero compra este reloj, este es el eslogan que le falta al final del anuncio.
No perdamos, a nuestro parecer,cual es la idea principal: nos referimos al desarrollo como persona a través de las posesiones, de cualquier tipo. Cometemos la locura de definirnos con algo exterior a nosotros. Pensamos que estas ideas las explica mejor Fromm cuando dice:
“En último término, la afirmación “Yo (sujeto) tengo O (objeto)” expresa una definición de yo mediante mi posesión de O. El sujeto no soy yo, sino que yo soy lo que tengo. Mi propiedad constituye mi yo y mi identidad. El pensamiento subyacente en la afirmación “yo soy yo”, es “yo soy yo porque tengo X”; X se equipara aquí a todos los objetos materiales y las personas con que me relaciono mediante mi capacidad de dominarlos, de hacerlos permanentemente míos”. (Erick Fromm, ¿Tener o ser?)
“La frase “yo tengo algo” expresa la relación entre el sujeto, yo, y el objeto, O. Esto implica que el sujeto y el objeto son permanentes; pero ¿es permanente el sujeto? O ¿lo es el objeto? Yo moriré; puedo perder la posición SOCAL que me garantiza el tener algo. De modo similar, el objeto no es permanente; puede destruirse, perderse, o perder su valor. Hablar de tener algo permanente se basa en la ilusión e una sustancia permanente indestructible. Parece que lo tengo todo, pero (en realidad) no tengo nada, ya que tener, poseer, dominar un objeto es sólo un momento transitorio en el proceso de vivir” (Erick Fromm, ¿Tener o ser?)
Ahora veamos el ejemplo de Bob Esponja. En el capítulo se enamora de un objeto, una hamburguesa. Fijaos que estamos hablando de amor, la relación más profunda que pueda existir. Creemos que es la mejor manera de expresar la idea de relación sujeto-objeto. Ahora bien, como objeto es permanente en el tiempo (“Parece que lo tengo todo, pero (en realidad) no tengo nada, ya que tener, poseer, dominar un objeto es sólo un momento transitorio…”), pero como se puede apreciar todo es perecedero.
Entonces, ¿cómo afrontar la vida en relación a las posesiones? Porque son necesarias para vivir. Esa es la idea; lo necesario, lo útil. Frente a un tener Caracterológico (que influye en la personalidad o carácter de la persona) se debe buscar un tener Existencial (es necesario para existir tener ciertas cosas para sobrevivir; vestidos, casa, alimento…). Es al final del capítulo cuando aparece este tener existencial; “Las burguer cangreburguer están echas para quererlas y comerlas, por eso están en el océano”
Expliquemos un poco el tener existencial. La diferencia es tener algo por necesidad y utilidad. Pongamos un ejemplo; necesito un coche para ir a trabajar a 20km de casa. Puedo comprarme el mejor coche del mercado con 220 caballos de potencia y un motor descomunal para hacer 40 km todos los días por autovía, o puedo comprarme un coche con lo que lo voy a usar. Imaginemos una persona que sólo usa el coche en la ciudad en la que vive, y se compra un 4x4 gigantesco en vez de un coche pequeñito. ¿Veis la diferencia? El que ha comprado el 4x4 lo hace para definirse como un tipo de persona, que probablemente sea fuerte, consistente, aventurero… por el simple hecho de tener ese coche.
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