LA MAYORÍA DE LOS INVESTIGADORES CONCLUYEN: (ÁNGEL I. PÉREZ GÓMEZ)
La televisión condiciona la organización del espacio, del tiempo, de las relaciones intersubjetivas, la naturaleza de los contenidos de la vida psíquica así como de los instrumentos y códigos de percepción, expresión e intercambio de los individuos y de la colectividad.
En España se calcula que un alumnado de EGB pasa en el aula unas 900 horas, y 1000 ante el televisor. En EEUU un niño normal en el periodo que va desde la escuela elemental hasta acabar el bachillerato habrá asistido a unas 11000 horas de clase y habrá estado unas 25000 ante el televisor. En los hogares de EEUU el televisor permanece encendido como promedio de unas 7 horas diarias.
Puede afirmarse, en principio, que la televisión se ha convertido en el marco, en el escenario que preside la mayoría de los acontecimientos del individuo y de la colectividad. Los ciudadanos vivimos sumergidos en una especie de iconosfera, una tupida, compleja, sutil y fascinante red de imágenes y sonidos que se han convertido en instrumento privilegiado de formación de las conciencias, de transformación de ideologías y valores.
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